Localización: Valle de México (actual Ciudad de México)
Principales ciudades: Tenochtitlan, Tlatelolco
Época: 1325-1521 d.C.
En su época de máximo esplendor, a finales del siglo XV y comienzos del XVI, el imperio mexica o azteca se extendía por una amplia región de Mesoamérica (zona cultural que comprendía parte de México y de Centroamérica), incluyendo, además del valle de México, las costas del golfo de México y las del Pacífico, el istmo de Tehuantepec y parte de la actual Guatemala.
La llegada al valle de México
Los belicosos aztecas, también llamados mexicas o tenochcas, llegaron al valle de México a principios del siglo XII de la era cristiana, procedentes de Chicomoztoc ("siete cuevas"), en la región de Aztlán ("lugar de garzas"), situada en algún punto desconocido del noroeste de México. Otros pueblos de lengua náhuatl, como los chichimecas, acolhuas, tepanecas, culhuas, toltecas y pipiles, habían llegado anteriormente a la región mesoamericana desde la llamada América árida (sudoeste de los Estados Unidos y noroeste de México). Las siete tribus aztecas, guiadas por varios sacerdotes y caudillos según los designios del dios Huitzilopochtli, se asentaron sucesivamente en el lago Pátzcuaro y en Coatepec antes de llegar al valle.
Después de pasar por la antigua ciudad de Tula, por Zumpango, por Cuauhtitlan y por Ecatepec, en 1276 los aztecas, gobernados por Hutzilihuitl el Viejo, se establecieron en Chapultepec, donde se hicieron famosos por su agresividad y por sus crueles sacrificios. En 1319 fueron derrotados por los culhuas y otros pueblos del lago Texcoco y quedaron confinados en Tizapán. Posteriormente se aliaron a los culhuas, pero, tras el sacrificio de Achitometl, hija del señor de Culhuacan, Coxcoxtli, tuvieron que huir por el interior del lago de Texcoco. En uno de los islotes del lago, la visión de un águila que comía a una serpiente posada sobre un nopal les indicó el lugar donde debían construir su nueva capital, Tenochtitlan, fundada en 1325.
Durante los años siguientes, los aztecas y los tlatelolcas, grupo hermano establecido en otro islote próximo, rindieron tributo a los tepanecas de Azcapotzalco. En 1376, el príncipe culhua Acamapichtli se proclamó tlatoani (rey) de los aztecas, con el consentimiento de Tezozómoc, el soberano tepaneca. Huitzilihuitl sucedió a Acamapichtli en 1396, y tras casar con una hija de Tezozómoc, consiguió reducir los tributos pagados a Azcapotzalco. Durante el reinado de Chimalpopoca (1417-1427), nieto de Tezozómoc, los aztecas ayudaron a los tepanecas a conquistar la ciudad de Texcoco y dejaron de pagar tributo a Azcapotzalco. Tras la muerte de su abuelo, Chimalpopoca fue apresado y muerto por el nuevo rey tepaneca, Maztla, quien destituyó también al tlatoani de Texcoco, Netzahualcóyotl, famoso por su actividad poética.
La Triple Alianza
La actitud agresiva de Azcapotzalco provocó la unión entre Tenochtitlan, Texcoco y otro pequeño estado, Tlacopan, los cuales vencieron a los tepanecas e iniciaron un período de expansión territorial. La confederación de las tres ciudades tenía un carácter predominantemente militar, tanto ofensivo como defensivo. Durante el reinado de Izcóatl, la Triple Alianza extendió sus dominios por la zona occidental del valle de México.
Entre 1440 y 1469 reinó en Tenochtitlan Moctezuma I Ilhuicamina, quien consolidó las conquistas anteriores y emprendió otras nuevas. En esta época se inició el esplendor de Tenochtitlan, tanto en el aspecto económico como en el artístico. Asimismo comenzaron a organizarse las "guerras floridas", campañas militares anuales dirigidas contra las ciudades independientes de Tlaxcala y Huejotzingo con la finalidad de obtener prisioneros para los sacrificios religiosos.
A Moctezuma I lo sucedió Axayácatl en 1469. Durante su reinado, los aztecas conquistaron la ciudad de Tlatelolco y las regiones del valle de Toluca ocupadas por los matlatzimas, los otomíes y los mazahuas. Sin embargo, los tarascos de Michoacán, armados con espadas de cobre (los aztecas empleaban armas de piedras y madera), consiguieron contener el ímpetu conquistador de la Triple Alianza.
Entre 1481 y 1486 reinó Tizoc, que murió asesinado por una conjura palaciega. Su sucesor, Ahuízotl, amplió las fronteras del imperio azteca hasta su máxima extensión, implantando su poderío sobre Oaxaca, Tehuantepec y parte de Guatemala. Las clases artesanales y comerciales prosperaron durante su reinado, y Tenochtitlan conoció un período de gran desarrollo artístico y arquitectónico. En 1502, tras la muerte de Ahuízotl, fue elegido tlatoani su sobrino Moctezuma II Xocoyotzin, quien continuó la política imperialista de sus predecesores y fortaleció el poder monárquico. Durante su reinado creció el descontento entre los pueblos sometidos a la Triple Alianza y se produjo el primer contacto con los conquistadores españoles, en 1519. En aquel momento, el imperio azteca se extendía por una superficie de más de 200,000 km2 y tenía una población de cinco a seis millones de personas.
La destrucción del imperio azteca
Moctezuma acogió amistosamente a los extranjeros blancos, creyendo que Hernán Cortés era la encarnación del dios Quetzalcóatl, cuya llegada había sido vaticinada por las profecías. Unos pocos cientos de españoles, apoyados por tribus indias enemigas de los mexicas, llegaron a Tenochtitlan, donde fueron albergados como huéspedes. Llegaron a Veracruz un contingente español comandado por Pánfilo de Narváez con la misión de llevar preso a Cortés rumbo a Cuba, pero éste se adelantó y ofreció oro y riquezas a sus soldados, quienes se pasaron al bando de Cortés y apresaron a Narváez. A su regreso a Tenochtitlan, Cortés apresó a Moctezuma en su propia corte. El recelo de los aztecas hacia los españoles fue creciendo hasta convertirse en una abierta hostilidad. Moctezuma murió en manos de los españoles, ya que no era respetado por su pueblo, quienes veían a los españoles como verdaderos invasores.
El 30 de junio de 1520, los guerreros de Tenochtitlan, dirigidos por Cuitláhuac, hermano de Moctezuma, obligaron a los españoles y a sus aliados a abandonar la ciudad, causándoles grandes pérdidas en su retirada, batalla que se conoce como "la noche triste". Al día siguiente, los españoles contuvieron el ataque de los mexicas en la llanura de Apam, y a continuación se refugiaron en Tlaxcala.
Una epidemia de viruela, enfermedad traída de Europa por los españoles, diezmó durante los meses siguientes a la población de Tenochtitlan. Mientras tanto, Cortés se dedicó a reorganizar y reforzar su ejército y a preparar el asedio a la capital mexica. En abril de 1521, los españoles, apoyados por más de 100,000 tlaxcaltecas y totonacas, iniciaron el sitio de Tenochtitlan. Comenzaron a bombardearla desde varios bergantines botados en la laguna. Los mexicas, privados de agua y alimentos, resistieron durante cuatro meses. El 13 de agosto se produjo el asalto final, durante el cual los mexicas defendieron valerosamente hasta el último reducto de su ciudad. Cuauhtémoc, el último tlatoani, fue apresado por los conquistadores cuando intentaba escapar en canoa con la intención de refugiarse en las provincias y reorganizar sus fuerzas.
La caída de la capital, el apresamiento del tlatoani y la dispersión del ejército azteca favorecieron la rápida conquista del resto del imperio por parte de los españoles. Desde la capital, reconstruida a partir de los antiguos cimientos, Cortés organizó diversas expediciones por el territorio mexicano y centroamericano, que en 1534 quedó convertido en el Virreinato de la Nueva España.
Actividad económica mexica
La civilización mexica se basó, desde el punto de vista económico, en la agricultura y el comercio. Las condiciones climáticas y topográficas del valle de México, núcleo del imperio, permitían el cultivo de productos de zona templada, mediante una adecuada organización de los trabajos agrícolas de forma que pudieran paliarse los efectos de las ocasionales sequías y heladas tempranas. Gran parte de los 80,000 km2 del valle se hallaba ocupada por colinas, lagunas y zonas pantanosas que tuvieron que adaptarse a la agricultura mediante la aplicación de ingeniosas técnicas de colonización, drenaje y aterrazamiento. Uno de los sistemas de colonización agrícola más interesantes fue la construcción de huertos flotantes, las chinampas, hechas con cañas, ramas, barro y limo. La consolidación de las chinampas sobre el fondo de los lagos favoreció el desecamiento de éstos e incrementó en cerca de 12,000 hectáreas el terreno cultivable. Además, los mexicas conocían las técnicas del barbecho y la irrigación mediante diques y acequias, y utilizaban abonos vegetales y animales para fertilizar sus tierras.
Aparte del maíz, que constituía el alimento básico de la población, en el valle de México se cultivaba una gran variedad de productos agrícolas, entre los que destacaban el tomate, los frijoles o judías, la calabaza, la chía y el chile o ají. La ganadería, en cambio, era pobre, como en el resto de la América precolombina; el pavo (guajolote) y diversas razas de perros, una de ellas criada para el consumo de su carne, eran los principales animales domesticados.
Otros recursos del valle de México eran las aves acuáticas y el pescado de sus lagunas, la sal del lago de Texcoco, la obsidiana, abundante en las montañas del nordeste y utilizada para la fabricación de armas y otros útiles, y el basalto, con el que se construían muelas de mano.
La relativamente abultada población del valle de México, que sumaba entre un millón y millón y medio de habitantes en 1519, fue uno de los factores que impulsaron a los mexicas a conquistar otras regiones de Mesoamérica y a comerciar con los pueblos vecinos. Los productos más demandados por los aztecas eran sobre todo de origen tropical: chile, cacao (con el que se hacía el chocolate), vainilla, algodón, frutas, caucho, miel, plumas, pieles, metales y piedras de jade y turquesa. Los pochtecas, poderosa clase de mercaderes, organizaban las caravanas comerciales y controlaban los mercados de las ciudades, donde se empleaban granos de cacao como moneda.
La ciudad de Tenochtitlan, que llegó a tener una extensión de 13 km2, incluidos los barrios periféricos y las chinampas, era el centro político, administrativo, económico y artesanal del imperio. La mayor parte de su población, que ascendía a cerca de 100,000 personas en 1519, estaba compuesta por administradores, guerreros, comerciantes y artesanos.
Sociedad y política
La base de la sociedad mexica era la familia, de carácter patriarcal y generalmente monogámica, aunque se permitía la poligamia. El grupo familiar podía reducirse a la pareja de cónyuges y la progenie, o constituir formas de familia extensa constituidas por los padres y las familias de los hijos. Un grupo de varias familias componía el calpulli, unidad social compleja que se encargaba de funciones muy diversas, como la organización del trabajo agrícola, la recaudación de impuestos, el culto religioso, la educación y el reclutamiento de guerreros. Un consejo formado por los cabezas de familia elegía al jefe del calpulli, que debía pertenecer a un linaje determinado. Cada familia perteneciente a un calpulli recibía en usufructo una parte de las tierras comunales, la cual volvía al calpulli si dejaba de cultivarse. Los calpulli podían ser grandes o pequeños y su estructura variaba mucho según la extensión y disposición de sus tierras. A veces, varios calpulli se hallaban unidos en barrios y, en las ciudades, solían estar especializados en alguna actividad artesanal o profesional.
Por encima de los calpulli se imponía la estructura estatal, centrada en torno al tlatoani o tlaloque (monarca). Tras la muerte de un tlatoani, un consejo de nobles se encargaba de elegir el sucesor, generalmente entre los miembros de la casa real. El tlatoani, cuya figura inspiraba un enorme respeto entre sus subordinados, nombraba a los ocupantes de cargos estatales y militares, dirigía las campañas de guerra, supervisaba la fiscalidad y la actividad comercial, administraba justicia en última instancia y presidía los ritos religiosos.
El funcionamiento del estado se basaba en una amplia organización burocrática formada por funcionarios profesionales tales como sacerdotes, inspectores del comercio y recaudadores de impuestos (los calpixque, que actuaban de intermediarios entre el estado y los calpulli).
Uno de los rasgos más característicos de la sociedad mexica era su división en castas. La nobleza (los pipiltin) estaba formada por los miembros de la familia real, los jefes de los calpulli, los jefes militares y los plebeyos que habían realizado un servicio meritorio al estado. Los macehualtin (plebeyos) eran los labradores, comerciantes y artesanos encuadrados en los calpulli, que constituían el grueso de la población. Los mayeque (siervos) solían trabajar en las tierras estatales o de la nobleza. También había esclavos, los cuales se empleaban como fuerza de trabajo o se reservaban para los sacrificios religiosos.
La confederación mexica, al igual que los anteriores imperios mesoamericanos, estaba organizada en torno al pago de tributos y a la contribución militar por parte de los estados sometidos. Por lo demás, estos estados eran prácticamente independientes. No obstante, el imperio azteca intentó conseguir una mayor integración política entre sus 38 provincias, y sobre todo en el valle de México. La vinculación familiar de las casas reales de cada estado con la de Tenochtitlan, la provisión de gobernadores-recaudadores en las capitales de las provincias, la implantación de guerreros-colonos mexicanos en las nuevas provincias conquistadas y la introducción del culto del dios nacional Huitzilopochtli fueron algunas de las medidas integradoras emprendidas por los mexicas en su vasto imperio.
Religión
Gran parte de la vida y la cultura mexica se hallaba determinada por las creencias religiosas. Una poderosa casta sacerdotal se encargaba de organizar las ceremonias rituales, a las que asistía toda la población, de dirigir los centros de educación de la nobleza y de realizar predicciones sobre los diversos aspectos de la sociedad y la política del imperio.
Los mexicas adoptaron las creencias religiosas de los pueblos vecinos y sometidos. Su religión era politeísta, aunque predominaban unas pocas divinidades principales. Los dioses más importantes estaban relacionados con el ciclo solar y agrícola. Tezcatlipoca, dios de la noche, protegía a los hechiceros y a los guerreros jóvenes, mientras que Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, era el creador del hombre, el inventor de la escritura, el calendario y las artes y el protector de la vida y la fertilidad. Los mexicas aportaron al valle de México el culto a Huitzilopochtli, divinidad tribal de carácter solar y guerrero. Tláloc, muy venerado tradicionalmente por los pueblos del valle, era el dios de la lluvia y del rayo.
Uno de los aspectos más característicos de la religiosidad era la práctica de sacrificios. El derramamiento de sangre, por parte de los propios sacerdotes o de las víctimas inmoladas, animales o humanas, y la ofrenda de corazones constituían rituales necesarios para alimentar al sol y, por extensión, a todos los dioses.
Cultura y arte
Aunque los aztecas conocían un tipo de escritura jeroglífica con rasgos incipientes de fonetismo, la transmisión de su cultura se realizó principalmente de forma oral. La educación se impartía en dos instituciones, el telpochcalli, para los plebeyos, y el calmécac, para los nobles. El sistema de enseñanza era severo y disciplinado y se basaba en el estudio de la historia y la religión nacionales, en la formación moral, en el aprendizaje de oficios y en el adiestramiento militar.
Uno de los logros culturales más destacados de los pueblos mesoamericanos (pero difundidos por los mexicas) fue la invención de un sistema de cómputo del tiempo basado en la combinación de varios calendarios. El calendario ritual, el tonalpohualli, contaba 260 días y tenía un uso adivinatorio. El calendario solar lo formaban 18 meses de 20 días a los que se añadían otros cinco días nefastos para completar los 365. Cada 52 años coincidía el inicio de los calendarios, con lo que empezaba un nuevo "siglo". Además, había un calendario basado en el ciclo del planeta Venus, consagrado a Tezcatlipoca, que coincidía con los otros dos cada 104 años. Los mexicas desarrollaron también las matemáticas, en las que empleaban un sistema vigesimal, y la astronomía.
La arquitectura sólo se conoce por los restos que han sobrevivido a las destrucciones efectuadas durante la conquista española La escultura era naturalista, como la "Cabeza del caballero águila", o simbólica, como la "Coatlicue" y la "Piedra del Sol". Los mexicas fueron también hábiles artesanos: la orfebrería, basada en el estilo de los mixtecas, los tejidos y los mosaicos de plumas, empleados para el adorno personal o arquitectónico, la talla de piedras semipreciosas y la pintura de códices fueron algunas de las principales artes menores.
En Mesoamérica se escribía sobre piel de venado o sobre un papel hecho de fibra de maguey y corteza de amate. Su literatura, predominantemente oral, desarrolló los temas histórico, religioso y lírico.
Un águila que devora una serpiente, posada sobre un nopal en el islote de un lago.
La escena del mito fundacional de México en 1325 se convirtió cinco siglos después, tras la independencia del país, en su símbolo nacional: está estampada en el centro de su bandera, en las monedas y en documentos oficiales, incluido el pasaporte.
Es la representación de una alegoría prehispánica relatada a los mexicanos durante generaciones: la de un pueblo que realizó un peregrinaje de muchos años, encontró aquella águila en un islote y ahí estableció su nuevo imperio.
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